En los últimos años los padres hemos mostrado mayor interés en la educación emocional de nuestros hijos. Ahora sabemos que un niño que ha crecido con una saludable educación emocional tendrá mayores habilidades sociales, una buena autoestima, desarrollará habilidades para resolver conflictos y será capaz de enfrentarse a los desafíos diarios. Las emociones son las encargadas de determinar cómo afrontamos la vida, es por esa razón que es vital enseñar a los niños a reconocer y gestionar emociones.
Las habilidades sociales de una persona dependerán de la salud emocional que recibió durante en la infancia
La educación emocional empieza en casa. Debemos recordar que las emociones en la etapa infantil pueden ser explosivas, cambiantes o muy intensas y que en muchas ocasiones el niño aún no tiene las herramientas adecuadas para gestionar sus emociones, por eso la importancia de brindarles una educación emocional de calidad.
Se ha demostrado en numerosos estudios, el beneficio de crear un apego y vínculo seguro con los hijos, ya que este será el patrón que ellos luego seguramente reproducirán e influirá en su capacidad de adaptación. Para lograr esto, como padres, debemos esforzarnos por ser cálidos y afectuosos. Siempre atender y dar una respuesta adecuada a sus necesidades. El niño debe sentirse amado, protegido y aceptado. Debemos ser sensibles a sus emociones sin sobreprotegerlos, y fomentar un ambiente de confianza y autonomía.
Para llegar a tener éxito en brindar una excelente educación emocional a nuestros hijos debemos empezar por nosotros mismos. Podríamos empezar por verbalizar nuestras emociones, debemos expresarlas e investigar sobre cada una de ellas. Es fundamental que los adultos nos eduquemos emocionalmente, cuidemos nuestra salud emocional y aprendamos día a día por el beneficio nuestro y nuestros hijos.
Podríamos empezar con lecturas sobre Inteligencia Emocional por Daniel Goleman y muchas otras que nos hablan del vínculo o apego seguro.
Compartimos también un video que habla sobre resiliencia y apego seguro, que forman parte de la educación emocional de la que hablamos.
Es nuestra responsabilidad como padres conocer y controlar nuestras emociones